La nutrición es un tema del que todo el mundo cree saber, especialmente las madres. Es como si al parir les introdujeran los conocimientos directamente en el cerebro al estilo Matrix… En lugar de “ya sé kung fu” ellas piensan “ya sé nutrición”. Sin embargo, mucha gente está muy equivocada acerca de qué es una correcta alimentación y qué no lo es. En este post voy a desmentir 10 mitos sobre nutrición que seguramente romperán tus esquemas (y los de tu madre…)
Mito 1: Las comidas de cuchara son más sanas
Probablemente es uno de los mitos más extendidos. Te haré dos preguntas rápidas… 1) ¿Qué es más sano: un filete a la plancha con judías verdes, o un plato de alubias con chorizo? 2) ¿Qué es más sano: un plato de lentejas viudas o un plato de cochinillo frito? La respuesta a la primera pregunta es: el filete. La respuesta a la segunda pregunta es: las lentejas. Como ves, la cuchara no es la solución a todos los problemas nutricionales.
Si estás pensando en hacerle una salsa al cochinillo frito para podértelo comer con cuchara y así convertirlo en “plato sano”, piénsatelo dos veces. Si eres de los que dicen: “yo como muy bien porque como mucho de cuchara”, tengo que decirte que replantees tus creencias. Si te escudas en tu cuchara para comer lo que te apetezca, tal vez en unos años te haga una visita el señor colesterol, el sobrepeso o la hipertensión.
Mito 2: Hay que comer cuando se tenga hambre
La mayoría de la gente no distingue entre comer por hambre y comer por gula. La sensación de hambre se produce cuando el estómago está vacío. A veces no distinguimos bien el hambre real del deseo de comer. Otras veces la sed se confunde con el hambre. Además, el cuerpo se acostumbra a los hábitos que le impongas. Si quieres tener un metabolismo activo y sano deberías comer cada 3 o 4 horas. Pero si solo “sientes” hambre dos veces al día, ¿le darás de comer a tu cuerpo sólo dos veces al día?
Un ejemplo extremo: a un bebé se le da de comer cada 3 horas, independientemente de si protesta o no. No le dices: “hijo mío, hasta que no llores de hambre, no probarás bocado”. No. Simplemente le toca comer y punto. ¿Entonces por qué cuando se trata de ti, tienes que esperar a que tu estómago ruja cual león?
Estoy de acuerdo en que no es bueno hincharse y tampoco comer por comer. Ahora bien, una vez que has adquirido malos hábitos de alimentación, has “hackeado” tu cuerpo y te cuesta más distinguir el hambre real del simple deseo. La solución: come cada 3 o 4 horas en cantidades pequeñas y en poco tiempo tendrás hambre cuando debas tenerla.
Mito 3: Estoy gordo, pero es mi constitución
No lo voy a negar. El factor genético influye. De hecho, del 30% al 40% de la población obesa mundial se debe a causas genéticas. Eso no quiere decir que tengas la excusa perfecta. “Da igual lo que coma… si lo mío es genético…” Y así se pasan los días zampando hamburguesas y patatas fritas.
El 80% de las personas con obesidad o sobrepeso pueden corregir el problema a base de unos hábitos correctos de alimentación. Los casos más comunes son los siguientes: o bien tu familia ha comido siempre como una lima y te has acostumbrado a nutrirte mal, o bien fue hace unos años cuando te empezaste a descuidar. En cualquier caso, el factor genético no es una excusa. De hecho, si eres propenso genéticamente a engordar, puedes estar delgado. Sólo necesitas cuidarte un 40% más que una persona normal y llevar una nutrición correcta. Sin excusas.
Mito 4: Para comer bien hay que comer de todo y quedarse con un “pelín” de hambre
No se trata de quedarse con hambre, ni siquiera cuando quieres adelgazar. Una correcta nutrición pasa por darle al cuerpo lo que necesita. El problema es que muchos creen saber lo que necesita sin haber estudiado nada sobre el tema. Por cierto, me surge una duda: cuando algunos dicen lo de quedarse con un “pelín” de hambre, ¿cómo miden exactamente el “pelín”?
Lo de comer de todo es cierto, pero cuidado. Aquí me tengo que referir de nuevo a las madres cuando utilizan la expresión: “comer de todo”, cuando en realidad quieren decir “come de lo que yo te pongo porque lo digo yo”
Una sana proporción de macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) es necesaria. Los expertos en nutrición establecen como una proporción estándar 55% de carbohidratos, 30% de proteínas y 15% de grasas. Sin embargo tendrás que ajustar esas proporciones según tu situación particular. La cuestión es que cuando decimos “yo como de todo” no estamos calculando con exactitud dicha proporción.
Mito 5: La comida española es la más sana
Aquí es cuando muchos echan mano de la “dieta mediterránea” para justificar los excesos. Recuerdo un día que pedí una pizza del Telepizza y al recogerla, vi que en la caja ponía: “¡Esto es dieta mediterránea!”
Voy a aclarar una cosa: que un ingrediente se encuentre en territorio español o cerca del Mediterráneo, no lo hace sano de por sí. Una pizza del Telepizza no es dieta mediterránea, aunque lleve pimiento y tomate de la tierra. Unas alitas de pollo fritas no son dieta mediterránea, aunque el pollo sea de una granja valenciana.
La forma de cocinar los alimentos es tan importante como el alimento en sí. No es lo mismo cocer que freír y no es lo mismo echar chorizo que no echarlo.
Ancel Keys, el gran impulsor de la dieta mediterránea en los años 50, utilizó este término para referirse a los hábitos alimentarios observados en el área mediterránea. Estos hábitos incluían un 55% de hidratos de carbono, un 15% de proteínas, un 10% de ácidos grasos saturados, un 15% de ácidos grasos monoinsaturados y 5% de ácidos grasos poliinsaturados aproximadamente.
La cuestión es que los hábitos en España no son, ni mucho menos, los que había en los años 50. Los alimentos de antes no eran tan procesados (salchichas, hamburguesas… ni tampoco pizzas). No se solían freír las cosas y tampoco se le echaba por costumbre de todo a las legumbres, que solían ser viudas o con alguna verdura. Recuerda esto cuando oigas a alguien decir que la comida española es la más sana. Depende de qué alimento y de cómo lo cocines.
Mito 6: Comer bien es fácil
Como he dicho al principio, todo el mundo “sabe” de nutrición, sobre todo las madres. Comer bien no es ni fácil ni intuitivo. Una sana nutrición requiere de conocimientos específicos. Es fácil engañarse con las cantidades, las proporciones o acabar comiendo lo que es más barato.
Por ejemplo, no todo el mundo tiene la misma complexión ni gasta las mismas energías. Entonces, ¿por qué todos los platos que se ponen en la mesa son igual de grandes? Otro ejemplo es una de las frases más utilizadas por las madres: “¡si porque te tomes un poquito de esto no pasa nada…!” Tal vez les regalen un libro de nutrición en el hospital al parir. Y así un día tras otro comiendo un poco de esas croquetas tan deliciosas y un poco de ese plataco de fabada asturiana, acabas mal nutrido y/o con sobrepeso.
Mito 7: Lo light es sano
Un donut “light” engorda muchísimo, por muy light que sea. Lo que presume de no tener azúcares añadidos, lleva añadido otra cosa peor. Las etiquetas suelen engañar. Por ejemplo: libre de grasa no significa libre de azúcar ni libre de calorías. Otro ejemplo: una Coca Cola light no lleva azúcar añadido, pero sin duda lleva otro tipo de edulcorantes artificiales que son peores aún para la salud.
Mito 8: Existen alimentos neutrales que ni engordan ni adelgazan
Ningún alimento es neutral. Todo ayuda o perjudica según el momento, con qué más te lo tomas, los ingredientes y la cantidad. Por ejemplo, comer mucha verdura, por sana que sea, podría llegar a engordar si te pasas. El principio número 1 de la ley del equilibrio calórico establece que demasiado de cualquier cosa engorda, incluso la comida sana.
Mito 9: No se pueden tomar hidratos de carbono y proteínas juntos
Hubo algunos nutricionistas en los años 80 que opinaron que la proteína necesitaba un medio ácido para ser digerido y los carbohidratos un medio alcalino. Decían que el sistema digestivo no puede encargarse de las dos cosas a la vez. Estas personas subestimaron el poder del organismo. Los jugos gástricos, en condiciones normales, pueden con todo sin problemas.
Mito 10: La comida basura siempre se almacena en forma de grasa
La ley número 2 del equilibrio calórico establece que pequeñas cantidades de cualquier cosa, incluso la comida basura, no se almacenarán en forma de grasa siempre y cuando quemes más calorías de las que ingieres… (haciendo ejercicio, se entiende)
Alimentarte bien, además de prevenir enfermedades, te hará sentir más ágil, sano y lleno de energía. Estos son los 10 mitos más extendidos que, por el contrario, facilitan una mala e incorrecta nutrición. Seguro que hay más mitos acerca de la nutrición… ya sabes, creencias de esas que todo el mundo da por ciertas pero que no lo son. ¿Conoces alguno más? Por favor, coméntanoslo.
Diana Yárez
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