¿Te creces ante las adversidades o te vienes abajo? ¿Te lamentas cuando el viento sopla en tu contra? ¿Te regodeas en el fango cuando te caes? O, peor aún, eres de los que culpan o castigan a los demás cuando surgen dificultades.
¿Cómo afrontar el estrés, la ansiedad o la frustración que te producen las situaciones difíciles?
Ante los contratiempos hay tres tipos de personas, tres actitudes.
En primer lugar están las que no hacen nada nuevo: siguen actuando del mismo modo o se paralizan como un conejo deslumbrado en mitad de la noche; aguardan a que la vida gire y que los problemas se solucionen solos.
En segundo lugar están los que hacen como que hacen pero que, en realidad, se limitan a quejarse, lamentarse o culpar(se); se ponen a la defensiva y menguan con cada adversidad.
Finalmente, está el tercer grupo. los que deciden tomar las riendas de su vida y hacer algo constructivo al respecto.
Si perteneces a este último grupo de personas excepcionales y productivas, sigue leyendo.
Según el neurocientífico y neurólogo Facundo Manes, «cuando la ansiedad excede los niveles normales puede generar falsas alarmas que sobreactivan la respuesta de estrés y provocan estados de preocupación intensos y síntomas físicos diversos».
Tu actitud ante las desgracias tiene un gran impacto en tu bienestar.
Si, como es normal, te has caído ante alguna adversidad, recoge algo cuando te levantes. No te pongas en pie aprisa, sacudiéndote el polvo como si nada hubiera pasado. Aprende algo de esa experiencia. No es el fin del mundo: mañana también saldrá el sol. Aprecia la vida y aumenta tu resistencia a la frustración. Perdona y cultiva tu sentido del humor, con imaginación incluso puedes dar ese paso inverso que va de la risa al llanto.
Sigue estos 7 pasos para superar las adversidades
1. No juzgues a la persona, pero critica las estrategias
No te juzgues como persona. Para superar los retos de la vida elabora un autoconcepto sano. Es decir, que la opinión que tienes sobre ti mismo te ayude a sentirte valioso, capaz y seguro. Según el psicólogo Haim Ginott, profesor de la Universidad de Nueva York, criticarte duramente puede dañar la forma en que te valoras. En su lugar, concéntrate en probar nuevos comportamientos.
En lugar de juzgarte, evalúa tus actos. Por ejemplo, si estás frente a una situación no deseada, te ayudará distinguir entre quien tú eres y lo que haces. No es lo mismo decirte “me he equivocado en esto, la próxima vez lo haré de otra forma (cambiaré el comportamiento)”, que decir: “soy un necio y un fracasado (evaluación personal injusta)”.
2. El tiempo es relativo
Los malos momentos parecen eternos. Un día de fiesta, en cambio, pasa sin sentir. Cuando te enfrentes a la oscuridad, procura distinguir entre el tiempo real y el subjetivo.
Los pensamientos derrotistas te llevarán a creer que todas las desgracias son permanentes e irreversibles. Como dice el maestro zen del cuento: “esto también pasará”.
Pensar en las desgracias como acontecimientos temporales te dará una perspectiva más objetiva y sana de la situación.
3. Medir bien la intensidad del impacto
Si tienes miedo, es tu primera vez, o no te sientes capacitado para superar un reto, probablemente tenderás a no calcular bien los riesgos. Si crees que tu mundo acaba en Finisterre tenderás a paralizarte, o tomarás decisiones equivocadas y autolimitantes.
4. Asumir la responsabilidad que te corresponde
Ni más, ni menos, he ahí la dificultad. Algunas veces extremamos nuestras posiciones y decimos cosas como: “toda la culpa es mía” o “toda la culpa es tuya”. Piensa con la mayor objetividad posible en qué medida puedes haber contribuido a esta ardua situación.
5. Frases en tono afirmativo
Ante situaciones duras, cambia tu foco. Céntrate en lo que quieres, lo que eres y lo que puedes hacer. Sustituye las frases negativas como “no tengo..” “no soy…” o “no puedo…” por frases en tono afirmativo, como “tengo…”, “soy…” y “yo puedo”. Esta forma de hablar te ayuda a motivarte y afrontar mejor las dificultades.
Además, si tu reto está relacionado con personas a las que aprecias, las frases con tono positivo te ayudarán a establecer un diálogo más constructivo y resolverás mejor el posible conflicto.
6. Haz lo correcto
Darle vueltas a la cabeza sin emprender una acción constructiva no resolverá nada. Necesitas mejores criterios, apoyo y respeto, no castigo. Ante situaciones desfavorables, piensa cómo actuarás la próxima vez que ocurra algo similar. Establece objetivos claros que te gustaría lograr.
7. Date afecto
El impacto del afecto tiende a menospreciarse. De hecho, tendemos a retirarnos el afecto, castigarnos y hablarnos mal cuando nos equivocamos. Puede que hayas aprendido desde pequeño que el amor está condicionado a conseguir unas cosas determinadas.
Darte un abrazo por las mañanas es una forma sana de empezar el día.
Experimento: ¿Mimos o comida?
Hace poco descubrí un antiguo estudio que demostraba la importancia de recibir afecto físico. Harry F. Harlow, profesor de psicología de la Universidad de Wisconsin, realizó un experimento con monos para medir el impacto que tenía el afecto físico en el desarrollo y el aprendizaje desde la infancia.
Harlow separó a unos monos recién nacidos de sus madres y los metió en jaulas separadas. Muchos de ellos murieron por falta de afecto.
A continuación introdujo en cada jaula un trapo acolchado y suave de felpa, haciendo de “madre sustituta». Cuando Harlow les quitaba el cojín, los monos se volvían agresivos, lloraban, se sentían inseguros y se chupaban el dedo. Al volver a introducir la tela, se agarraban a ella buscando refugio desconsoladamente.
Lo más curioso de todo es que cuando se les daba la oportunidad de elegir entre un muñeco de metal con un biberón, que simulaba a su madre, y otro de felpa muy suave, pero sin biberón, los monos preferían estar hasta 8 horas con la madre de felpa, por cada hora que pasaban con la madre de metal.
Aquí tienes el vídeo para ver el experimento completo. Algunas imágenes son durísimas. No hace falta saber inglés para comprender lo que sienten estos monos…
¿Puedes mejorar la situación?
A veces no depende de ti cambiar una situación, pero sí puedes cambiar tu forma de pensar.
La película La Vida es Bella, nos da un claro ejemplo de cómo actuar ante una circunstancia catastrófica. El protagonista, Guido, es un prisionero en un campo de concentración nazi. Sin embargo, su poderosa imaginación y su empeño por proteger a su hijo de aquellos horrores, le llevan a hacer más llevadero ese infierno.
Está en tu mano
A nadie le gusta caerse con todo el equipo. Sin embargo, si sigues estos 7 pasos te levantarás antes. No te quedes abajo, regodeándote en la miseria por lo desgraciado que te sientes.
En lugar de quedarte ahí, lamentándote, levántate, aprende algo nuevo, crece ante las adversidades y anda a por tus metas. Recuerda que tú tienes el poder de transformar las dificultades en victorias, con ayuda de tu actitud.
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