¿Te gustaría quemar grasa rápidamente y ponerte fuerte? Aumentar las proteínas puede ser la solución. Sin embargo, una dieta hiperproteica pone en peligro tu salud. A continuación te explico qué es seguro y qué no deberías hacer al seguir una dieta proteica.
Aumentar el consumo de proteínas ayuda a evitar el efecto rebote. Además, optimizas la eliminación de grasa y previenes la pérdida de glucógeno, agua y masa muscular.
Las proteínas son el macronutriente principal en las dietas proteicas.
¿Es lo mismo una dieta hiperproteica que una baja en carbohidratos?
Seguramente has oído los dos términos indistintamente. Sin embargo no son sinónimos. Lo que ocurre es que una lleva casi siempre a la otra…
En una dieta sana los carbohidratos tienen un papel principal (por encima de las proteínas). En cambio, las dietas hiperproteicas dejan a los carbohidratos en un segundo lugar.
Se ha extendido el mito de que los carbohidratos engordan. Es cierto que no es bueno abusar, especialmente de los carbohidratos almidonados o feculantes, porque aumentan las reservas de glucógeno. Pero son el combustible de nuestro organismo. Sin hidratos de carbono te faltará energía para hacer ejercicio y para quemar grasas.
Una dieta sana es aquella en la que los macronutrientes están equilibrados, incluso aunque reduzcas las calorías. Así que, ten cuidado de no aumentar en exceso las proteínas y de no reducir demasiado los carbohidratos.
Algunas dietas famosas defienden la idea de aumentar las proteínas y eliminar casi por completo los hidratos de carbono. El objetivo es quemar grasa rápidamente, pero los efectos secundarios de estas dietas son nefastos. Después de estudiarlas a fondo y observar los graves resultados, muchos expertos en nutrición dejaron de recomendarlas.
Las 3 dietas hiperproteicas más peligrosas
Las dietas hiperproteicas están en el punto de mira de los expertos, ya que la mayoría son muy perjudiciales para la salud. Estas son las dietas más famosas y peligrosas que deberás evitar a toda costa.
Dieta Dukan
Pierre Dukan fue expulsado del colegio francés de médicos tras la promoción de la dieta Dukan, que él mismo inventó. El desajuste entre proteínas y carbohidratos a la larga pasa factura. Aumenta el riesgo de gota, osteoporosis, sobrecarga renal y hepática, fatiga y alteraciones graves en el metabolismo. Es tóxica para el hígado y para el riñón. Aumenta la formación de cuerpos cetónicos que ocurre cuando los niveles de reservas de glucógeno se han agotado y el organismo empieza sacar la energía de los ácidos grasos, esenciales para el organismo. Además, con la dieta Dukan no hay una pérdida sostenible de peso, sino que se vuelve a recuperar con la misma rapidez que se perdió.
Dieta Atkins
El Dr. Atkins defendía la eliminación casi completa de los hidratos de carbono. Decía que una alimentación basada en proteínas y grasas era el método más efectivo y sostenible para adelgazar. Murió en 2003 víctima de un golpe que se dio en la cabeza al caerse en la calle, aunque la autopsia confirmó que en el momento de su muerte padecía sobrepeso y lesiones cardiovasculares.
La mayoría de los expertos en nutrición consideran que el seguimiento continuado de esta práctica podría provocar disfunciones en el riñón, aumentar los niveles de colesterol y privar a los seguidores de la dieta de importantes nutrientes.
La Asociación Médica Americana rechazó la dieta Atkins por considerarla potencialmente peligrosa. Dijo que la propuesta del doctor Atkins era «bioquímicamente incorrecta».
Las dietas ricas en proteína y pobres en carbohidratos son, actualmente, elecciones muy populares en lo que respecta a la pérdida de peso […] Esta popularidad no se sostiene en las evidencias de su eficacia y de su seguridad a largo plazo […] El perfil de seguridad de estas dietas, tanto a corto como a largo plazo, es confuso. —Organización Mundial de la Salud (OMS)
Dieta de la Clínica Mayo
Esta dieta no tiene nada que ver con la Clínica Mayo de Minnesota (EE.UU.), aunque el nombre lleva a la confusión —supongo que intencionada—. Esta es otra dieta en la que el consumo de proteínas se dispara. Por ejemplo, se recomiendan de 4 a 6 huevos diarios. Además, los lácteos están prohibidos.
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria: la dieta de la Clínica Mayo «aporta deficiencias de calcio y, en consecuencia, riesgo de osteoporosis e hipertensión«. Otro de los efectos secundarios de esta dieta es un enorme efecto rebote.
Las graves consecuencias las dietas hiperproteicas
A corto plazo se produce mal aliento, sensación de debilidad, pérdida de apetito, mareos, orina con olor fuerte y aumento del mal olor corporal. A largo plazo, causa pérdida de masa muscular, osteoporosis, problemas renales y hepáticos, alteraciones metabólicas, hiperestimulación ovárica, anemia, problemas de tiroides, etc.
En los casos más graves puede generarse un deterioro en la función cerebral, ya que el cerebro no puede trabajar bien sin la glucosa que le aportan los carbohidratos.
3 claves para una dieta proteica realmente sana
El veneno está en la dosis —Paracelso
No hay una proporción ideal de macronutrientes. Depende mucho de la edad, actividad física, salud general, metabolismo, etc. Sin embargo, la proporción de macronutrientes que se considera equilibrada para la mayoría de la gente es esta:
55% de carbohidratos, 30% de proteínas y 15% de grasas.
Consulta a un especialista e infórmate de cuál es la proporción más adecuada para ti.
Si quieres quemar grasa rápidamente, un aumento de proteínas puede ayudarte. Como ya he comentado, una dieta hiperproteica puede ser muy peligrosa, pero puedes hacer una dieta con una dosis un poco más elevada de proteínas, sin llegar a los extremos. A continuación te explico las tres claves de una dieta proteica sana:
1. Elige la cantidad adecuada de proteínas
Las proteínas ayudan a aumentar la masa muscular y, por tanto, conllevan un mayor gasto energético.
Un nivel moderado de proteínas está entre el 25 y el 30% de los nutrientes diarios. Para optimizar la quema de grasa puedes ingerir un nivel alto de proteínas (entre el 30 al 40%). Más del 40% se considera demasiado. No subas de esta cantidad sin supervisión médica.
2. Cuidado con bajar demasiado los carbohidratos
Un consumo moderado de carbohidratos está entre el 40 y 55% del total de macronutrientes. Las dietas hiperproteicas más peligrosas reducen los hidratos de carbono a menos del 20%. No lo hagas. Como mucho baja los carbohidratos hasta un límite del 30%, pero no más.
La proporción “55% de carbohidratos, 30% de proteínas y 15% de grasas” es la que mejor suele funcionar. Empieza probando con esta y si no te funciona sube o baja un 5% las proteínas o los hidratos. Si tienes tendencia al sobrepeso, empieza con 45% de carbohidratos, 35 proteínas y 15% de grasas. Prueba durante dos semanas y observa los resultados. Sabrás que estás haciéndolo bien porque pierdes entre 500 gramos y 1 kilo por semana.
3. Comprueba primero si una dieta de proteínas es para ti
Una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos no debe hacerse sin supervisión médica.
Un cuerpo sano puede soportar una dosis alta de proteínas, siempre que no sea excesiva y no se prolongue demasiado en el tiempo.
Si tienes problemas renales o hepáticos no debes aumentar las proteínas por encima del nivel recomendado. Consulta a tu médico y pídele una dieta personalizada.
Los culturistas y profesionales del fitness practican deportes en los que la masa muscular cobra un papel muy importante. Por eso siguen dietas hiperproteicas controladas por profesionales. Suelen hacerla en periodos de competición para optimizar la pérdida de grasa, pero siempre durante poco tiempo, generalmente 1 o 2 semanas.
Por favor, comparte este post ahora con tus amigos y muéstrales la forma de quemar grasa sin perder salud. Una dieta hiperproteica (o una dieta proteica sin control) tiene peligro. Hablamos de problemas renales, hepáticos, osteoporosis y otras enfermedades graves. Perder peso rápidamente y comer tantas proteínas resulta tentador, pero a la larga te lamentarás.
Diana Yárez
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