¿Te acuerdas de ‘Matrix’? Neo tenía la sensación de estar viviendo una especie de farsa. Sentía que algo no iba del todo bien en su realidad. Llevaba una doble vida: por las mañanas fingía ser como los demás, un trabajador normal y corriente; por las tardes intentaba averiguar qué era Matrix, con la esperanza de encontrar una respuesta.
Vive tu propia vida, no la de otro
Cuando uno sacrifica aspectos importantes de su vida por motivos de trabajo, familiares o, simplemente para encajar, suele llevar su vida con cierta desesperación. Es inevitable.
No sé tú, pero yo me he sentido desbordado muchas veces. Pretendiendo llegar a todo, sin querer soltar nada. Fingiendo estar ahí para los demás, viviendo el día a día como si ya supiera exactamente quién soy y lo que quiero, perdido como un nómada en busca de sus raíces.
Mi vida empezó a fluir una vez que aclaré lo que realmente era importante para mí y aprendí a respetarlo. El viaje a esa vida más plena y auténtica continúa. Ahora la aventura es más emocionante, el propósito está más claro, las decisiones son más fáciles y lo fundamentos de mi vida están mejor asentados.
Quiero decirte que tienes potencial suficiente para conseguir que tu vida fluya. Disfrutar de una vida más satisfactoria conlleva entender lo que necesitas.
¿Sabes ya lo que realmente quieres en tu vida? Sé sincero contigo mismo. Te invito a que aclares lo que deseas y busques constantemente formas de ganar en todas las áreas de tu vida. No sacrifiques unas a costa de otras. Así podrás encaminarte a un futuro más prometedor.
¿Lo que haces no te llena?
¿Cuando estás en casa o con tu jefe no eres del todo tú? Tal vez querrías decirle a tus seres queridos todo lo que piensas, pero te preocupan las consecuencias y no saber exactamente cómo hacerlo.
La claridad es poder y la necesitarás para avanzar sin temor. Cuando no ves bien, te puedes dar un golpazo, ir en dirección contraria a tu destino o acabar tirando piedras contra tu propio tejado.
Si no estás satisfecho con tu vida, es hora de cambiar las cosas. Si algo no va bien, no cierres los ojos. A largo plazo no funciona (y suele generar culpa y resentimiento).
Para hacer tu vida y no la de otro, averigua lo que de verdad te importa y cómo puedes conseguirlo. Comprométete con esa búsqueda y hallarás la respuesta.
Elige una vida que te llene más
Tomamos decisiones por el mero hecho de estar vivos. Las decisiones que llevamos a término revelan más que ninguna otra cosa quienes somos. El economista de la conducta Dan Ariely, autor de Las Trampas del Deseo, muestra cómo nuestras decisiones tienden a ser mucho más irracionales de lo que pensamos por el peso de nuestra percepción y nuestras emociones.
Tus decisiones revelan quién eres. Habrás oído aquello de que “por sus frutos los conoceréis”. Todo fruto y todo acto viene precedido por una decisión que nace del corazón (emocional), que incorpora tus experiencias pasadas, tus percepciones y tus criterios.
Deja que tus valores sean tu guía de viaje y el suelo que pisas. Alinea lo que haces con tus valores y, poco a poco, tus resultados serán más significativos. Para aprender a decidir mejor, presta atención a las consecuencias de tus decisiones. Así llegarás antes a mejor puerto, afinarás tu intuición y, por tanto, la calidad de tus corazonadas.
Recuerda que una vida entera se puede ir al retrete por tomar malas decisiones. Pondré un ejemplo extremo:
Pedro, un tío estupendo con dos carreras y tres hijos, bebe un pelín de más el sábado por la noche en una reunión de amigos. Aunque no le parece bien del todo decide, en un exceso de confianza y de imprudencia, coger el coche un poco achispado, porque no quiere gastarse en un taxi, que es muy caro. Después de atropellar a un niño minutos más tarde, esa (estúpida) decisión habrá sido la más cara de su vida, le convertirá en un criminal y hará desgraciadas a su familia y a la del niño.
Las decisiones, meditadas o no, dan forma a tu vida. Lo que haces es fruto de una decisión previa. No siempre somos conscientes de todas las motivaciones que nos llevan a actuar de un modo u otro. Para que tu corazón y tu cabeza trabajen juntos en tus resoluciones, esfuérzate por aclarar quién eres. Piensa dónde quieres llegar y por qué, cuáles son tus metas y cómo harás ese viaje.
Sé auténtico
Intentar manipular a los demás o querer caer bien a todos es una receta infalible para la infelicidad. No basta con que tengas más claro lo que importa. Si no actúas conforme a tus valores no estarás a gusto en tu propia piel, o acabarás justificando todo lo que hagas.
¿Qué puedes hacer para ser más tú?
Siéntate en silencio tranquilamente un rato cada día, sin hacer otra cosa. Aclara tus prioridades. Define lo que te propones conseguir y por qué. Después busca formas creativas de expresión. Incluso puedes empezar a escribir, pintar o tocar algún instrumento.
Alinéate con tus valores y te sentirás más a gusto. Observa tus hábitos actuales y destruye creativamente los que ya no te sirven. Los rituales que incorpores te pondrán rumbo a un destino. Si quieres llegar a todo y disfrutar de más armonía en tu vida, cuida y afina tus rituales.
Si necesitas cambiar un hábito, ten preparado otro para reemplazarlo. Empieza poco a poco y celebra los avances.
Sigue tu propia senda. La reconocerás porque te permite descubrir y reflejar tu verdadero ser. Asegúrate de que tus acciones se alinean con tus valores y tus metas. Muchas veces no podemos cambiar el camino que nos toca andar, pero podemos aprender a caminarlo mejor, con más alegría, con una intención más clara y dejando una huella útil para nuestros semejantes.
No te pierdas “Cómo ser más auténtico y disfrutar tu vida — (parte II)”. Te ayudará a encontrar y disfrutar tu propio camino.
(*) Nota: Este artículo ha sido extraído del libro de Diego Dalvera «Llegar a Todo —Cómo Fluir en Todas las Áreas de la Vida». Puedes comprarlo aquí.
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