Desencadena tu auténtico poder: aprende a conectar con tu motivación para ganar en todas las facetas de tu vida. Te aguarda un mundo mejor que verás lleno de sentido y de posibilidades.
En este artículo descubrirás tres tipos de motivación. Sabrás cuál de ellas te abrirá las puertas de la felicidad y la productividad.
Comprenderás también por qué las recompensas externas, como el reconocimiento o los premios, no son siempre la forma más eficaz de motivación para ti, para tu equipo o tus empleados.
Aprenderás a focalizar mejor que nunca todo tu potencial, como si fuera un láser. En primer lugar, encontrarás una causa significativa y duradera a la que contribuir. Luego, te fijarás unas metas acordes con lo que quieres conseguir. Finalmente, buscarás las palabras y las políticas que te den el apoyo necesario para lograr esas metas.
Hay un gran vacío entre lo que la ciencia sabe y lo que se hace hoy día para motivar. Los sistemas educativos, nuestro entorno laboral y la forma de tratar a nuestros hijos se centran en motivaciones externas. Sin embargo, la intimidación o los castigos y las recompensas no permiten un rendimiento óptimo de nuestro potencial.
Motivación 1.0, 2.0 y 3.0 —¿Cuál es la tuya?…
Motivación 1.0
50.000 años atrás la motivación del ser humano era simple: sobrevivir a las amenazas del entorno. Impedir que nos devorase un cocodrilo era la guía principal de nuestras motivaciones. Huir, luchar, comer, descansar y procrear eran las actividades fundamentales en aquel momento.
Durante años funcionó bien, pero conforme las sociedades crecieron y la necesidad de cooperación aumentó, surgió paulatinamente una nueva forma de operar…
Motivación 2.0
A parte de sobrevivir, también buscamos recompensas y queremos evitar el castigo.
Este sistema de motivación refuerza mediante el placer o el dolor el comportamiento que se desea ver.
Pero esta forma de motivar con el palo y la zanahoria ya no funciona tan bien como solía hacerlo. Deja de funcionar porque es incompatible con la evolución de las sociedades contemporáneas, sus empresas y el nuevo trabajador del conocimiento.
No es compatible en tres áreas en particular:
1. Cómo organizamos nuestras actividades
2. Cómo evaluamos lo que hacemos
3. Cómo hacemos lo que hacemos
La motivación 2.0 es incompatible con la forma de organizar nuestro trabajo porque muchos proyectos ya no son de código cerrado, para defender los intereses de un colectivo en competencia con los de otros. Hoy existen nuevos modelos de negocio y de colaboración más sinérgicos y abiertos.
Las iniciativas con afán de contribuir más que de competir, como los proyectos de código abierto, están triunfando. En estos proyectos, los trabajadores regalan su producto y no reciben recompensas externas por sus esfuerzos. Algunas de estas empresas cuentan con millones de usuarios contentos, por ejemplo:
- El navegador Firefox, tiene 150 millones de usuarios.
- Linux, creado por una legión de programadores no remunerados, da vida a uno de cada cuatro servidores corporativos.
- Wikipedia cuenta con millones de artículos en más de 250 idiomas diferentes, todos ellos escritos por voluntarios no remunerados.
Como han demostrado varios académicos, estos proyectos de código abierto funcionan gracias a la motivación intrínseca, que depende de factores internos propios de cada individuo. Sin embargo, los viejos modelos de negocio confían en la motivación extrínseca; es decir, el palo y la zanahoria, que son iguales para todos.
Hacer las cosas por motivación personal te compensa y te da buena energía
Dos profesores del MIT y un consultor del prestigioso Boston Consulting Group realizaron una encuesta. Encontraron que la razón número uno por la que 684 desarrolladores de proyectos participaban en iniciativas de código abierto era por el gozo que produce la motivación intrínseca; es decir, por lo creativa que la persona se siente cuando está trabajando en el proyecto.
La motivación 2.0 asume, en gran medida, que somos robots racionales que maximizan zanahorias y otras riquezas. Pero ya ni siquiera la mayoría de economistas lo creen así.
Considera lo siguiente:
- No ahorramos lo suficiente para la jubilación aunque racionalmente es una clara ventaja económica el hacerlo.
- Nos apegamos a las malas inversiones más de lo que deberíamos, porque sentimos mucho más dolor por perder dinero que por ganar la misma cantidad de dinero.
No somos tan racionales como pensábamos. Incontables estudios han demostrado que los seres humanos no siempre nos comportamos racionalmente por nuestro propio interés (ver, por ejemplo, Las Trampas del Deseo, de Dan Ariely).
Tampoco tenemos todos el mismo tipo de ocupación. Algunos aún tienen trabajos rutinarios que no les ofrecen un gran estímulo y que otros les dirigen. Pero un número creciente de personas gestionan su propia labor. Tienen trabajos complejos, interesantes y que les suponen un desafío constante.
El trabajo ya no es tan algorítmico, se ha vuelto heurístico (iterativo, experimental). El trabajo robótico está amenazado de muerte por el despido tecnológico. El futuro pertenece al trabajo creativo, tan lleno de posibilidades como escribir un libro, diseñar un antibiótico o crear una campaña de marketing, por ejemplo.
Los trabajos algorítmicos, como el de cajero de una cadena de supermercados, están disminuyendo.
Investigadores como Teresa Amabile, de la Harvard Business School, han encontrado que las recompensas y castigos externos funcionan bien con los trabajos algorítmicos. Pero pueden ser devastadores en trabajos heurísticos, donde la motivación extrínseca puede impedir la creatividad necesaria para inventar algo nuevo.
Las empresas necesitan personas automotivadas que tengan pasión por su trabajo porque los costes de seguimiento y control de un empleado que se aburre son enormes.
Nadie gestiona a los colaboradores de Wikipedia, nadie se sienta a fijar incentivos para motivarlos. Esos costes se los ahorran y quedan para incentivar los trabajos pesados que casi nadie disfruta haciendo y que precisan de supervisión. Los puestos más interesantes son para los trabajadores del conocimiento que requieren de más autonomía y de mayor iniciativa personal.
¿Cuáles son los tres elementos esenciales que impulsan la motivación 3.0?
Las tres fuerzas que conducen a una motivación personal intrínseca son:
- Autonomía — el deseo de dirigir nuestras propias vidas y nuestro trabajo.
- Maestría — el impulso de ser cada vez mejor en algo que realmente importa.
- Propósito — el anhelo de hacer algo que contribuya a una causa más grande que nosotros mismos.
En «Motivación personal — (parte II)» te hablaré más detalladamente de estos 3 elementos. Sabrás qué es más importante para una vida plena ¿el dinero (utilidad) o el propósito (finalidad)? Y descubrirás algunas estrategias para poner en marcha las ideas que compartiré contigo.
(NOTA: Si de verdad quieres impulsar tu motivación y conectar con tu poder interior, prueba esto)
Diego Dalvera
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