¿Amargado porque no avanzas? Te preocupas y te agobias, sí; pero… ¿te ocupas de hacer las cosas de otra forma o sigues empeñado en lo mismo de siempre?
¿Reflexionar es para ti perder el tiempo? Actuar impulsivamente te acaba desquiciando. No creas que para conseguir lo que quieres tienes que estar siempre atareado o hacerlo todo deprisa y corriendo.
Hacer más no es siempre la mejor solución. Cuando estás estresado, añadir tareas o fijarte nuevas metas es echar más leña al fuego. Así te quemarás antes.
Parte del problema está en confundir las prioridades. Lo principal es que sepas qué es lo realmente importante para ti. Lo que los demás esperan de ti o lo que necesitas para lograr tus objetivos es secundario.
Es fundamental ganar claridad antes de actuar.
¿Tiene sentido para ti lo que haces?
Saber que lo que estás haciendo contribuye a una causa en la que crees y que tiene un impacto positivo en tu vida es el secreto de la felicidad.
Por desgracia, vivir cada día en estado de crisis es lo común. Perdemos calidad de vida cuando estamos en crisis constante. Según Stephen R. Covey esto sucede cuando la mayoría de actividades son urgentes e importantes al mismo tiempo.
Apagar fuegos o hacer las cosas solo cuando son urgentes, te costará caro. Incluso si así consiguieras tus metas, sentirías un vacío al no encontrar mucho sentido en lo que haces.
No confundas lo urgente con lo importante. Para hacer una vida más plena procura que la mayoría de tus actividades sean importantes, pero no urgentes. No dejes que la situación se ponga fea para hacer algo al respecto.
¿Te gusta realmente lo que haces?
Tu satisfacción personal no solo depende de tener metas, sino de tener las metas correctas. Ignorar esto es tirar piedras contra tu propio tejado.
Sé más auténtico. Busca una mayor autonomía. Necesitas sentir que eres bueno en lo que haces, que te gusta y que es importante. Además, es perfectamente compatible con ganar tanto o más que ahora.
Si te conformas con un trabajo que no te ennoblece ni te llena de alegría, estarás renunciando a descubrir las cosas que te gustan y que tienen sentido para ti.
El palo y la zanahoria no bastan para movilizar tus mejores energías y potenciales. Busca dentro de ti hasta encontrar qué disfrutas. Hay formas de hacer lo que te gusta y, al mismo tiempo, pagar tus facturas o aumentar tus ingresos. ¡Encuéntralas! Así es como tendrás una vida más plena.
Quien mucho abarca…
Vivimos en un mundo de gente ocupada. El esfuerzo se confunde con la productividad. Desde pequeños, nuestros padres, profesores y figuras de autoridad nos han enseñado que estar ocupados es ‘bueno’.
El esfuerzo inteligente es imprescindible para una vida maravillosa. Los incentivos y las recompensas de otros tienen su gracia. Pero nada de esto debería alejarte de lo realmente importante: sentirte satisfecho por ser quién eres y contribuir al mundo haciendo lo que realmente amas.
Lo comprendo. Yo también estoy muy liado. Tengo mucho que hacer. Hay muchas personas que me importan. Sin embargo, lo que hago tiene un propósito claro que va más allá de ganar dinero o quedar bien con la gente.
También soy yo quien decide a qué dedico mi tiempo, qué actividades son realmente importantes para mí y para mis objetivos, cómo haré mi trabajo, con quién y cuándo.
Tal vez tú sientas que no puedes hacer las cosas a tu manera. Puede que lo veas así, pero no es cierto.
Para salir del pozo, deja de cavar.
¿Quieres cambiar, pero sigues igual que de costumbre? Cualquier comportamiento se refuerza cuando te da de comer o te proporciona un aplauso de tarde en tarde.
Además, como nos enseñan los psicólogos, si lo que haces a veces te funciona y otras no, la situación es aún peor: lo repetirás compulsivamente, lo aprenderás a toda velocidad, incluso si es destructivo.
¿Estás enganchado a tus problemas?
Las emociones pueden ser adictivas. Al repetir un estado de ansiedad, con el tiempo lo harás parte de tu identidad. Por raro que parezca, amargarte la vida puede ser parte de tu estrategia para sentirte seguro —así no tendrás que cambiar nada— pero es muy destructivo.
Vivir agobiado no es lo ideal. Es cierto que te permite echar balones fuera y responsabilizar a otros cuando no tienes claro qué podrías hacer. Cuando te agobias descargas tus preocupaciones sobre los demás. En un entorno tóxico la vida se vuelve difícil.
Uno se siente importante cuando hay muchas cosas que dependen de él. Tú ya eres importante. No cargues tu propia cruz más de lo necesario.
No permitas que las circunstancias tomen el control de tu vida, o las situaciones agobiantes se repetirán constantemente. El mundo está cargado de ansiedad. Tal vez la hayas sentido desde muy niño. Quizá sin querer estés repitiendo la misma historia con tus propios hijos. ¿No crees que es hora de cambiar las cosas?
Cuando vives amargado es muy fácil amargar a los demás.
¡Puedes cambiar de rumbo!…
Para sentirte más a gusto empieza a ganar claridad. Responde a tus retos. Lo que logres a base de palos y zanahorias no te hará feliz.
Busca unos motivos más auténticos y profundos. El dinero está genial — ¡bendito sea!—, pero persigue un propósito que vaya más allá. Defiende una causa en la que creas y que te llene. Dale sentido a tu vida. Dedica tiempo a las actividades que disfrutas. Busca un trabajo que puedas hacer con alegría, que no aborrezcas cada día o hagas sólo por dinero.
¿Solo aspiras a pagar las facturas o llevar tu BMW? No me extraña que te sientas agobiado y te amargues. Tú puedes hacer algo mejor. Empieza a respetar la totalidad de lo que eres. Escucha con qué resuenas. Descubre qué es lo importante para ti y qué te gustaría hacer realmente.
Cuanto antes encuentres tu propia motivación —aquella que te permite gozar de lo que haces y de la razón por la que lo haces— mejor para ti y para todos.
El futuro pertenece a los que disfrutan con pasión de lo que hacen. A largo plazo, ese deseo profundo de dirigir nuestras vidas siempre gana cuando lo escuchas y respondes al reto. Expande y aumenta tus destrezas para vivir mejor tu vida y llenarla de sentido. Así serás más feliz.
¡Recupera el control de tu vida!…
Tener tus propias reglas es un paso en la dirección correcta.
¿Cómo podrías hacer tu trabajo más a tu manera? Identifica en qué momento del día te apetece más hacer una tarea dada. Hazla cuando más te apetece y comprobarás que además eres más productivo.
Enumera tus obligaciones actuales y renuncia a las que no te llenan y no necesitas. Cuanta más autonomía tengas, más motivado estarás y mejor será tu estado de ánimo.
Conozco a varias personas que no quieren dejar de estar amargadas porque tienen miedo de defraudar a los demás y no poder estar a la altura de sus retos. Mi libro titulado «Llegar a Todo — Cómo Fluir en Todas las Áreas de la Vida» te ayudará a superar estos temores y a encontrar un plan de acción personalizado para avanzar hacia una vida más plena y crecer en todas las áreas importantes para ti.
Diego Dalvera
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