¿Tienes un sueño que llevas años persiguiendo y el camino se te está haciendo demasiado largo?
Intentas mejorar tu nivel de vida y te sientes estancado y perdido. Te gustaría llegar a casa con mejor humor, atender a tus hijos con más paciencia y charlar largo y tendido con tu mujer. Sin embargo, estás agotado y tienes tantas responsabilidades encima que no te quedan energías al final del día para trabajar por tus otras pasiones.
Probablemente, lo que más te angustia es que cada vez tienes menos energía y no tienes claro qué hacer para ir en línea recta hacia tus metas. Además, a veces te sientes solo porque te falta el apoyo incondicional de las personas a las que más quieres.
Puede que tengas claro cómo es tu futuro ideal, cómo quieres que sea tu familia, cuánto dinero tendrás o cómo será el negocio de tus sueños. Sin embargo, algo te frena constantemente.
Voy a contarte un secreto:
Si llevas años intentando disfrutar de tu vida ideal, probablemente no estás buscando bien…
¿Por qué eres tu peor enemigo?
Te contaré una breve historia que te sonará. Conozco a un hombre que cuando tenía 43 años tuvo que cerrar su negocio porque entró en bancarrota. Debía miles de euros y no tenía otros planes de futuro. Dos paquetes de tabaco al día eran testigos de su ansiedad. Al final el cuerpo le pasó factura y le dio un infarto.
Le pregunté qué mejoraría en su negocio si pudiese volver atrás. ¿Sabes qué contestó? Me explicó que no cambiaría nada porque la culpa la habían tenido el gobierno, la crisis y los bancos. Decía —“Está muy mal la cosa, ya sabes… y están cerrando muchos negocios”
Este hombre estaba buscando el camino a su futuro ideal mientras su negocio funcionaba, pero no buscó donde debía. No se puede decir que no emprendiera proyectos activamente.
Sin embargo, estaba más centrado en buscar culpables. ¿No crees que su vida podría haber sido más feliz si su actitud hubiese sido diferente?
Te cuento esta historia porque a veces nosotros mismos somos la causa de nuestro mal. Hay varias razones por las que puedes llegar a sabotear tus propios sueños, pero aquí están las más comunes:
- No tener claro quién eres o qué quieres
- Esperar que algo de fuera se solucione (ejemplos: una crisis, la actitud del gobierno, etc.)
- Echar la culpa a alguien de tus problemas para no asumir tu responsabilidad
- Sacrificar tus necesidades para satisfacer las de los tuyos.
Si estás en alguno de estos casos, no te culpo. Lo normal que hasta ahora no hayas dado con la tecla.
Si tienes la sensación de que tu vida podría ser mucho más fácil y plena de lo que es, pero no sabes cómo conseguirlo, aquí te explico cómo llegar a todo y empezar a fluir en todas las áreas de tu vida.
La clave no está solo en tu futuro, sino en tu pasado
Para saber qué futuro quieres para ti y los tuyos hace falta imaginación y pasión. Para saber construir un puente que te lleve hasta allí hace falta un viaje al pasado.
Vamos a hacer una breve excursión a estos 3 puntos de tu pasado. Estos 3 puntos serán claves para comprender qué te frena para conseguir tus sueños.
Parada nº1: Tu infancia
En nuestra infancia, debido a nuestra inmadurez, forjamos muchas de nuestras creencias más destructivas. Son los pilares de las decisiones que tomas ahora. Por eso es tan importante que cuestiones las creencias dañinas más comunes que se crean en esta etapa.
Por ejemplo, alguna vez has pensado… ¡Cómo puede ser que consiga estos resultados tan malos! ¡Si me he esforzado muchísimo!
Lo que importa no es el esfuerzo, sino los resultados. Sin embargo, cuando tenías que estudiar, tus padres no te premiaban por saberte la lección en 30 minutos, sino por estar estudiando durante toooda la tarde.
Seguro que te suena eso de: “¿ya te lo sabes?… Muy pronto sales tú de la habitación… ¡Estudia más… hasta la hora de cenar!” —Estas frases servían para reforzar que lo importante era el esfuerzo y no el resultado.
Durante toda nuestra vida nos han dicho que la clave es esforzarnos al máximo. Pero tú sabes tan bien como yo que en la vida real esto no es cierto. Lo que cuenta es lo que produces, no lo que te esfuerzas. No vale con decirle a tus clientes o a tu jefe: “¡pero si me he esforzado mucho!”
Tampoco se trata de cargarse de responsabilidades pensando en el futuro de la familia, hacer enormes sacrificios por el bien de los nuestros y acabar llevando una vida de esclavo. ¿Acaso no has conocido a gente que consigue lo que quiere y se esfuerza bastante menos que tú?
Otra creencia común que se forja en la infancia es esta:
Tengo que satisfacer siempre las necesidades de los demás antes que las mías. No estaría bien ponerme por delante
Tal vez te sientas obligado a poner las necesidades de los demás por encima de las tuyas. Tú eres el último y todos los demás están por delante de ti, ¿verdad? Pues este es otro de los grandes frenos que te impiden avanzar. Esta creencia provoca una autoestima baja. Probablemente atraerás a gente que continuamente te exigirá más… y se aprovechará de ti porque tú “eres súper bueno.”
Hay muchas otras creencias dañinas que se forman en la infancia. La mayoría de ellas las encontrarás haciéndote la siguiente pregunta: ¿cómo eran mis padres?
Por ejemplo, si tu madre solía sacrificarse “por el bien de todos” y luego se quejaba porque no le agradecíais lo suficiente, tú habrás aprendido a darle toda tu atención a tu mujer, tus hijos, tu jefe, tus clientes, etc… y luego te sentirás frustrado por lo mucho que te esfuerzas y lo poco que consigues…
Parada nº2: Tu adolescencia
Fue en la adolescencia, probablemente, cuando empezaste a tomar más decisiones sin contar con tus padres. Como es lógico, la influencia de tus padres seguía siendo enorme, pero empezaste a identificarte con etiquetas. Por ejemplo: “soy tonto”, “soy el más listo”, “no puedo, no soy capaz”, “puedo hacer lo que me proponga”, “tengo que complacer a mis padres”, etc.
Tu personalidad tiene esa influencia de tu infancia. No es la realidad, es sólo una interpretación que tú hiciste en ese momento y que puedes cambiar cuando te lo propongas.
Parada nº3: Hace 10 minutos
Puede que hasta hace 10 minutos siguieras pensando que la vida es dura y que tienes obligaciones tremendas con tu familia, tu trabajo y el resto de la sociedad. Sin embargo, te recomiendo que veas tu vida por un momento como una película que solo en parte está terminada. Queda mucho que grabar y tú eres el director que debe montarla.
No tienes que filmar la película de siempre. No tienes que demostrar nada. Tú eres valioso. Puedes conseguir lo que te propongas. Y sobre todo: tú eres el creador de la película y puedes contar lo que tú decidas. Puede ser la historia de un hombre poderoso, libre, responsable e inteligente.
Siguiente parada: tu futuro ideal
Todas las decisiones que has tomado hasta ahora te han traído al momento presente. Por eso ahora te sientes desbordado y confuso. Estos 3 puntos del pasado te ayudarán a reflexionar sobre quién eres y qué te impide llevar una vida más plena.
(NOTA: ¿Quieres avanzar de una vez por todas en las cosas que de verdad te importan? Descubre aquí las claves para fluir en todas las áreas de tu vida)
Diana Yárez
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